El fenómeno de la violencia intrafamiliar continúa en ascenso en la región sur del estado de Guanajuato. En los municipios de Moroleón, Uriangato y Yuriria, las autoridades locales reportan 572 casos atendidos hasta agosto de 2025, lo que representa un incremento del 24,35% respecto al año anterior. Este repunte, que muchos habitantes califican como alarmante, pone en evidencia no solo el aumento de los conflictos dentro de los hogares, sino también una mayor disposición a denunciar, impulsada por el trabajo coordinado entre los DIF municipales y las corporaciones de seguridad pública.
Los datos oficiales reflejan una realidad que preocupa
Yuriria encabeza la lista con 266 casos, seguida de Uriangato con 260, mientras que Moroleón registra el resto de los reportes. Las agresiones entre parejas, los conflictos entre familiares y las situaciones de violencia hacia hijos e hijas son los principales motivos de atención. Aunque estos hechos dejan ver un deterioro en la convivencia familiar, las autoridades destacan un aspecto positivo: cada vez más víctimas rompen el silencio y buscan apoyo institucional.
El aumento de reportes no puede interpretarse únicamente como un incremento de la violencia, sino también como un cambio cultural hacia la visibilización del problema. Durante años, muchas de estas situaciones permanecieron ocultas por miedo, vergüenza o dependencia económica. Sin embargo, el fortalecimiento institucional y las campañas de sensibilización impulsadas por los DIF municipales están rompiendo el tabú de la denuncia. Aun así, la tendencia plantea interrogantes sobre las causas estructurales: ¿qué está fallando en la comunicación y el acompañamiento familiar?
Los expertos en violencia filio-parental y dinámica familiar coinciden en que estos comportamientos son reflejo de desequilibrios emocionales, carencias afectivas y modelos educativos basados en el control o la permisividad extrema. En este sentido, las familias requieren acompañamiento psicosocial y formación en gestión de conflictos, antes de que las tensiones desemboquen en agresión.
Este repunte de la violencia intrafamiliar evidencia que el problema sigue latente y que su abordaje debe ir más allá de la respuesta policial. Prevenir implica educar, escuchar y reconstruir los lazos familiares desde la empatía y la corresponsabilidad.
Lee el artículo completo “Violencia intrafamiliar repunta en Moroleón, Uriangato y Yuriria: 572 reportes en 2025” de Javier Vargas en el Periódico AM